Albergue La Incera

Un relieve singular

El visitante del valle será testigo de cómo los agentes naturales han ido tallando durante miles de años este espacio, conformando en la actualidad un paisaje de enorme belleza. Como peculiaridades más notables presenta los rasgos derivados de la acción glaciar cuaternaria, los procesos kársticos y la dinámica fluvial.

En primer lugar, encontramos en el Parque Natural de Collados del Asón los resultados que la acción del hielo ha tenido sobre la zona. Durante las glaciaciones de Riss y Würm (Cuaternario), esta zona, al igual que otros macizos a lo largo de la Cordillera Cantábrica, albergó glaciares.

La particularidad de los presentes en el Parque Natural reside en que alcanzaron en su momento las cotas más bajas de toda la Península Ibérica (depósitos morrenicos de Bustalviente a 350 metros de altitud). La segunda particularidad está en su extensión, gracias a la elevada pluviosidad y la propia orografía.

Dentro del Parque encontramos las huellas del glaciar de Bustalviente (el más grande), el laciar del Saco, el glaciar de Hondojón y el de Zucía. Entre las formas del relieve que nos dejan estos glaciares encontramos “circos” (Hondojón), valles en “U”, superficies de abrasión.

Por otro lado encontramos otro gran protagonista del paisaje del valle y del Parque Natural de Collados del Asón. No es otro que el modelado kárstico, que a lo largo del tiempo ha cubierto la zona con numerosas formas características y fácilmente reconocibles como son los campos de lapiaces (sobre todo en las zonas culminantes del Parque, Mortillano, Castros de Horneo, Campanario, Saco), las surgencias (Nacimiento del Asón), las dolinas o torcas, los “hoyos”, las uvalas y los poljés (Brenavinto).

Pero no solo encontramos efectos de este modelado en el exterior, sino también en el interior, destacando la red de cuevas y cavidades presentes a lo largo del valle. Comunicadas con la superficie a través de simas, estas cuevas presentan distintas galerías que se presentan en planos prácticamente horizontales, y están enlazadas entre sí por sifones. Alternan pasillos estrechos con amplias salas, que convierten a esta red en un auténtico paraíso para la práctica de la espeleología. No obstante nos encontramos ante alguno de los mayores sistemas subterráneos más grandes de toda Europa (Mortillano – 114 kms, Porracolina – 100 kms, Ojo Guareña – 110 kms).