Gracias a la abundancia de afloramientos y escarpes calizos y a las amplias superficies de roca desnuda presentes en las zonas más altas, las rapaces han encontrado en este entorno un lugar ideal para su establecimiento.
El rey indiscutible de los cielos del Asón es el buitre leonado, cuya majestuosa silueta domina desde lo alto su territorio. Contemplar su vuelo elegante e imponente traslada la armonía entre el medio y su habitante.
Cualquier amante de las aves y su observación, e incluso aquel que no acuda expresamente a ello, puede contemplar como se puede pasar de un cielo totalmente vacío, transitado tan solo por alguna nube pasajera, a divisar una coordinada coreografía diseñada por estas magníficas aves, vigilantes, acechando a alguna presa, o simplemente dominando su territorio.
Acompañando a estos maravillosos ejemplares, podemos encontrar otras especies de rapaces, que comparten el cielo del Asón. Milanos, alimoches, águilas culebreras, azores y más de algún cuervo completan una “fuerza aérea” natural de grandísima belleza.